Ahora
que vivimos una escasez letal,
sin
encontrar casi alimentos, medicinas y demás
tengo
mi mata de limón que sembré con mis propias manos,
la fui
llevando con paciencia y con podas oportunas fue creciendo
Pendiente
de la menguante como lo manda la naturaleza,
así
creció, muchas veces, con sus espinas dejaba sus improntas en mi cuerpo
como
queriéndome decir que no la molestara en
ese momento,
advertencias
que nunca me ofendieron ni infligieron dolor
De mi
tamaño está floreciente, llena de limones de jugosa estirpe
Cada
vez que brota uno de ellos es como si me obsequiara un puñado de dólares,
en
estos tiempos que a veces, no recuerdo lo que quiero recordar
y
recuerdo lo que no quiero recordar
Es la
savia que generosamente nos da satisfacciones que no esperamos
Legados
sin que nos cobren nada ni no los echen en cara
Es mi
mata de limón, prodiga y generosa que me brinda su fruto
del mismo
color de los papeles verdes de amplio coste.
De la
tierra salió, con su tallo erguido y su sombrilla expuesta al sol
Nada me
reclama, solo agua y la irradiación del medio ambiente
Ya mi
mano casi no es necesaria, ella misma cumple sus propias funciones
Y al
mismo tiempo me sirve de alimento, medicina y alienta mi vida
De esta
manera se comporta la naturaleza dándonos hijos que no hemos engendrado
a
quienes no dañamos a nadie ni con la mirada esquiva
Mientras
los demás cultivan otras cosas yo me hallo orondo con mi mata de limón
¿Qué mas
pide un poeta que no sea de pura cubierta?