
descubierto tu velo hasta al paladar
dando gritos, en alboreos los que vos queráis,
quiero verte en tu esplendor como dicen los poetas: bella flor
Preferida y con aquiescencia divina
para que el pudor se vaya lejos de la sal
Sabrosa, resplandeciente, espontánea sin imposturas
como Dios te puso en este mundo a pecar
Resuelta a todo, mirándome siempre de cerca
nada de parpadeos ni obnubilaciones;
propias pasiones son las que se producen abiertamente
suéltate el cinturón que ya no es de castidad
Deja rodar tu ropa en eternal riqueza,
adelante, atrás, voltea, mira y comienza de nuevo.
Aquí no ha pasado nada, raudamente emprenderé de nuevo mi afrodita sin igual
con nuevas intenciones y atrevidas caricias
Mañana será otra día, vamos a dormir apaga la luz…
Francisco Alarcón