Te invito a quererme dama escalda
revitaliza mi entusiasmo, sueña conmigo,
siéntete en unión,
pasa tu esplendoroso cuerpo al calor del mío
Dame algo que modere mi pasión
entrégame el hermoso botón centro de tu corazón
excítame con el sabor de tus besos
guíame donde quiero ir
Déjame tocarte, déjame tentarte
tan bello jazmín que no prende en soledad
sino en tierra de heredad
especial para mí.
Quiero vivir el sueño o el apogeo de tu cuerpo
en retraído encierro mis afanes para decirte esto,
desviste tu cortejo, hazme el dueño de tus deseos
desata tu furia de mar sin olas que maten
Francisco Alarcón
Bautizo del breviario de la Antología Poética de Francisco Alarcón
15/08/07
Con plena asistencia se realizó el bautizo del breviario de la Antología Poética de Francisco Alarcón en la Librería Alejandría II en Caracas
En un cálido acto, dónde se reunieron representantes de los diferentes ámbitos del acontecer nacional, Carlos Padilla dio la bienvenida, Américo Martín brindó las palabras de presentación y todos celebraron con el poeta.
para ver la reseña del acto en detalle haga clic aquí
Voy
Voy contento contigo hacia donde me digas
Voy contento contigo hacia el precipicio
Aun dormido voy contigo en el sueño índigo
mi diestra abraza tu himno en claro dominio
Vamos, iremos, encontraremos paz en el desierto
En la tormenta envolvente de la subsistencia
En el torrente de la resistencia que nos lleva a la muerte
En solícito espejo que descubre en encajes el martirio
Voy, soy, en sórdida esperanza el rumbo señero
Sueño que no despierta ni queriendo hacerlo
Esperanza erguida en las puertas de la vida.
Francisco Alarcón/ Encuentro pág 30
Voy contento contigo hacia el precipicio
Aun dormido voy contigo en el sueño índigo
mi diestra abraza tu himno en claro dominio
Vamos, iremos, encontraremos paz en el desierto
En la tormenta envolvente de la subsistencia
En el torrente de la resistencia que nos lleva a la muerte
En solícito espejo que descubre en encajes el martirio
Voy, soy, en sórdida esperanza el rumbo señero
Sueño que no despierta ni queriendo hacerlo
Esperanza erguida en las puertas de la vida.
Francisco Alarcón/ Encuentro pág 30
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