Para mis amigos y seguidores en estas navidades de 2023
Este poema fue escrito hace algunos años y está publicado en el libro Resplandores hueros Tomo I
EL CANTO M I O
Nunca me gustaron los cantos
y ahora tampoco, lo hago por necesidad.
Quiero decir en decoro de lo que me atormenta y es mi pesar.
Habiendo reducido el desatino, y habiendo avanzado un asomo,
aquí estoy con vosotros para decirles de lo mío y de los demás.
De la vida en soledad, de cómo me llegue acercar con los miedos,
recibiendo alguno que otro beneplácito de bálsamo.
Entre las pocas o muchas cosas que recuerdo están ellos,
mis generosos parientes a los que casi nunca refiero,
y que si no fuera por razones formales y nomológicas,
quizás no reconociera , de manera que no interfiera ninguna lenidad.
Fue tanto el aprecio que me prodigaron que llegué al mas profundo ultraje .
Ahora lejos de ellos con mi propio pellejo expuesto a la verdad.
Prefiero vivir tranquilo y en soledad, si acaso ocurre algún un percance,
ya logre alejarme de ellos y borrarlos a casi todos de mi sentido.
Que en ningún momento auguro un encuentro cercano
para bien o para mal, ya nos alejamos y deshacerlo costará más.
buscar sus bondades de nuevo es como pescar en un albañal.
Canto a los amigos cercanos, cercanos muchas las veces sin razón lo son
Así decimos a todo aquel que acurre a nuestro encuentro casual,
ofreciendo el aprecio frugal y el bien ajeno.
Siendo muy pocos los que se acercan una vez habiendo declinado de su pedestal.
Pero ciertamente, uno amigo lo hay, y no precisamente referido
al orden cronológico de como fueron apareciendo en la vida.
Amigo es el perro y amigo impar, lame y lame y no pide mas que su carne,
Con los otros no ocurre lo mismo, lamen y lamen, y piden sangre.
Canto a los enemigos, al enemigo lo enaltezco
porque lo conozco desde el comienzo.
Son perjuros, avaros, malhechores, se distinguen sin laxitud,
Vienen al encuentro te rodean, te insultan y tu como a cualquiera
le puedes disparar al codillo o si quieres en sana paz le tiras del cabello.
O como ingrediente finalsin ocultar desgano penetras con una estocada,
que bien recibida estará en un lugar certero de manera que no sean ellos quienes lo hagan,
dejándonos el puñal enclavado por largos años
Canto a la naturaleza ubérrima, fría, caliente, fresca con su agua cristalina,
bordeada de auroras de esmaltes verdes en contraste con el ocre de su tierra,
me gusta ella, porque en ella se siembran hasta nuestros despojos
Y de ella renace algo nuevo, aun teniendo distinto organismo,
la naturaleza se traga al exánime para convertirlo en retoño vivo ,
y planto en la entereza de un árbol,
con sabia que discurre y se riega en toda su anatomía.
La naturaleza es vida , irriga vida maldice a la muerte, resiente de ella,
y la transforma de nuevo en sustancia.
Canto a la muerte, a ella la admiro, a ella presiento, a ella huelo a cada minuto,
de ella no me oculto ni me encierro, vive conmigo desde hace ya tiempo,
queriendo bendecirme en vida para llevarme todo completo.
Amo a la muerte, el trance de lo yerto, que no apesta y se evapora en lo incierto,
sin olores a incienso, sin llanto presientes, entre nubes oscuras o en campo abierto.
Admiro a la muerte, anda sola siempre, es fiel compañera, eterna e imperecedera.
Igual que para Quevedo, "tiene más de caricia que de pena".
Cuando nos entregamos a la impar lisonjera, sentimos el respiro final,
que nos lleva a lugares quietos y seguros, donde no auguro encontrar a quienes
tanto ya no recuerdo.
¡Viva la muerte! Tuyo soy cierta, complaciente y puntual ante ti me inclino,
y con devoción te espero, con mis resplandores hueros y con los pocos avíos de mis denuedos.