Yo era como soy mi encantadora señora,
así discurrían los días sin cambios significativos
Una noche de excepcional emisión, descubrí tus elevadas claridades,
me dediqué a observarlas por largo tiempo
Tú hacías revelaciones sobre los recónditos de la vida,
las ilusiones se despertaban para compendiarse en realidad
Para comprenderlas, para tocarlas y admirarlas
Pero inesperadamente peregrinas ideas fueron apoderándose de tu ser
No sé si se trata de la más bonita mujer y con inclinaciones geniales
Pero muchas de ellas se fueron fatigando en los recodos de lo vano,
hasta que apareció una ignota figura que todavía me recuerda a la que una vez conocí
Con ondas precoces y destellos de clara vivacidad
Sigo distinguiendo lo que conservas, apartando tus desigualdades
Sigo queriendo tu compañía, arrebujado con el calor de tu cuerpo
La piel no se olvida ni se repele, aun en los momentos severos
Son cabos de atracción que no perecen ni de noche ni de día
Encendidos estarán como siempre con un único toque,
mirando una alborada o una precipitada noche con la naturaleza complaciente,
escorando mis sentimientos en la indulgencia si fuera necesario,
no hay mejor umbral que el encuentro de dos pasiones,
no hay mejor delirio que sentir tu compañía
Mis oídos están prestos a escucharte y mi corazón dispuesto a recibirte
No hay comentarios.:
Publicar un comentario