Un día
fui feliz cuando creí era inmortal
De niño
pensaba que era lo normal y así pasaban
los días sin que nada me vulnerara,
Lacerado
por los infelices preceptos que quieren imponernos,
Pero
renuncie a muchos de ellos porque no me hacían independiente
Creía
en la vida, en la inmortalidad, en la más pura soltura
Son los
momentos de brillo, de oro donde el sol lo plena todo;
La luz
bañaba al río, bañaba al mar y me bañaba a mí
Me
hacia de una supremacía intangible que miraba el universo asaz pequeño
Un ser irreductible
que crecía entre las malezas y el sol lo protegía
Así se
siente la juventud cuando la niñez está precedida de una ilusión de gigante
Es pues
todo savia, realizable con la expansión de los años que nunca concluirán
Aunque
los riesgos sean lo mismo para el sano mortal, de esa manera lo sentíamos
No hay
infancia desventurada sino liada en algunos períodos
Los
poros se van abriendo ante el rocío de los años
Para
convertirnos en individuos vulnerables y planificadores
Vendrá
algo nuevo, ella, llena de belleza y plétora
nos
llevará al lugar donde de nuevo todo comienza
Los
sentimientos se intiman por la dama más bella de la creación
Bordeando
nuestro lecho y compartiéndolo posiblemente para siempre.
Así la vi
a ella como la mayor creación de un Señor de recónditos pasos
que la
puso a mi lado para que disfrutara de su compañía y ella de la mía
Para
que compartiéramos todos, aun en la miseria,
Cuando
hay fuerzas suficientes para remontar cualquier infortunio con el amor de ella
Era mi
mujer la que podía todo y contenía mis momentos de pasión y de dolor
Aquel que
una vez lloró, siendo un hombre total y capaz de acostarse con una mujer
Y
hacerla su compañera de andanzas y de intenciones
El sol
todavía era brillante, pero no lo percibía como en mis tiempos púberes
Sí, nos
alcanzaba para los dos y alegraba nuestras existencias
Sin
partidas ni meandros escogía mi libertad a su lado
Hízose
lo que siempre ocurre en la edad de las reminiscencias
Que también
hay que conllevar con la misma dignidad que nos dio el tiempo
Llegar
hasta el final como un verso en su más digna expresión
Vivir a
su lado me enaltece como una vez lo quiso el señor de recónditos pasos
El
final es todo comienzo y es también nada
Siempre
empezamos algo para cumplirlo
Si nos
quedamos en la mitad del camino decimos que la estrella nos traicionó
Aunque
en la mayoría de los casos lo hizo nuestra propia impericia
La que
el hombre erigió para sus mismos despropósitos
Donde
no hubo rosales ni campos ubérrimos que el personaje sabio nos indicó