Yo también fui





Yo también vengo de donde flameaba el fuego de Prometeo
Donde se bebía el vino hasta en garrafón
De espacios gratos, sin linajes ni hechuras
Republicano fui de consideración

De La Bajada, al Vecchio Mulino, recorría mi trajín
Cargado de dulces esperanzas cuando la “saña” no nos atrapaba
El solaz calificaba la poesía, y a la narrativa limpia y dadivosa
Con la “Gioconda” imperturbable en su caja de caudal en el Camilo’s

Sacando cuentas y anotando deudores
Que jamás pagaban sino con sus regresos obligados,
Tiempos de caña y vapor
Cuando Caracas lucia orgullosa ante la mirada de cualquier visitante

Volvimos algún día entre los ya confusos lugares
Que no recuerdan, el repaso primigenio de lo hermoso de todo
Ayer, oí la voz de Pancho Massiani,
Y me retumbó el cuerpo

Cómo se fue hasta el viento de los tufos y las jaranas
Ahora no quiero perpetuar nada de lo que fuera mi “republica” olvidada,
Pocos, les escribimos a la gente, el Dios debe estar triste
Las amigas desatendidas con el amor que le profesábamos

Sí, con amor escribíamos, con amor siempre lo hacemos
Pero no se fundaron más republicas para explayar el estro
Para la “conjura” de las ideas, de los sueños y asimilaciones literarias,
Ahora, saludamos a Joyce, Baudelaire y a Withman casi clandestinamente

De lejos nos ven, desde lo lejos nos perciben
Somos como el atardecer frente a las hordas de mal
Somos los poetas solitarios, de cuerpo ajeno,
Ya con unos años más encima. Pareciera que todo se hizo en este país en los sesenta
Como lo espeta el amigo Pancho Massiani

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