Sueños para ti

Ya no era ella,
la vi sentada, sola
como ostra de la mar
No hablaba ni padecía
Oía, tal vez
no sé a quién,
Su cuerpo se deslastraba del mundo
como ella quería
porque ya no era mía
vivía o moría
no lo sé
porque no era ella.

Francisco Alarcón

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