Zona en el desierto de mi rincón onírico
llegaste de día sin sombras ni estío,
buscando la luz salvadora
de tus ambiguas fantasías
Te toqué una dos… muchas veces
No tenías delirios de víctima sino de vida
Querías alborozar el mundo
en mi compañía
Vueltas tras vueltas se dieron
en tu intento liberador,
llegó la hora de aprehender el camino
Cuando el suelo se abría
sus grietas descomunales eran las tuyas y las mías
No hallamos el rumbo
la sinfonía musical no sonaba
Tañía el ruido real
y te asustaste con él
No fue mi vida la que partió
Así fue como el suelo te estremeció
Te rodó hacia el lugar de donde habías venido,
dándote la paz que augura el silencio
Te dio algo y se llevó todo, regresaste a tu esquina
de luz, de enojo, de gracia y recuerdos.
Francisco Alarcón
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