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Viene la muerte

Como siempre viene ella destilando paciencia,
esperando el preciso instante,
sin pedir nada a cambio, sin llevarse lo impropio
Dejando ese cuerpo para la tierra

para que yazga en un hoyo
O pase a la nueva modalidad de la cremación,
qué más da, un cuerpo en esas circunstancias, es como un traje
Para qué la muerte se va a llevar esa cosa indiferente

No contendría el infinito a los muertos
El mundo se caería con el peso de tantos restos,
que los gusanos se encarguen de reciclar
o la candela orea los destruya todos dejando las cenizas

Para el recuerdo, para el olvido,
siempre un difunto es olvido como el tiempo es pasado,
presente sólo tiene la muerte en puntual comparecencia
Aparece cuando es y cuando le toca

Ni siquiera merodea a los agónicos
Ella sabe cuando es el soplo de verdad sin que sumen los rezos,
o las victorias pasajeras que la medicina provee
en algunos casos para consuelo de los dolientes

Pero viene la muerte en su hora, en su minuto final
Sin pedir nada a cambio, ni a la familia, ni al cadáver,
carga lo que hay cargar como lo deja la vida, desnudo
Como una vez también lo trajera al mundo un ser de dulce entereza.

Así la espero por mí, por ti, por ella
Qué seriamos si tú no te encargaras compasivamente de llevarnos?
Basura acaso, un cuerpo que caducó y no tiene nada que lo mueva ya
Gracias mi apreciada muerte por siempre tenernos presente.

Francisco Alarcón