A Ella
Sin circulante ni activos fijos,
pero fiel a tu luz con mis respetos,
vengo a exponerte, amada, mis secretos,
como quien abre al sol sus escondrijos.
Nuestra casa sin ti tiene enredijos
y vacantes tan grandes, tan completos,
que llenarlos no alcanzan tus tantos hijos,
tus cuatro parientes y tus nueve nietos.
Vuelve ligero amor, vuelve, que ahora
mi hálito sideral, ido a la luna,
quiere de nuevo encontrarse con tu aurora.
Y así distingue, en rachas de fortuna,
en vez de aguantar veinte, hora tras hora,
resignarse a tu cruz, que es solo una.
Poema publicado en Sueños de Agua pág 28
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